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martes, enero 02, 2007

¿Feliz año nuevo?


Están a punto de terminar las "entrañables" fiestas de navidad, y con ellas nace un nuevo año. Apagaremos las miles de bombillas que adornan las ciudades y los pueblos que habrán expulsado a la atmósfera millones de tonelas de dióxido de carbono ayudando así a incumplir el ya degradado compromiso de Kioto. Ya veremos dentro de unos años, cuando tengamos que cerrar de verdad el grifo del agua, bajar varios grados la calefacción y tener que reciclar hasta las uñas de los pies. En estas fechas terminan también las felicitaciones a amigos, familiares, compañeros de trabajo y gente más o menos cercana, deseándole lo mejor para este año, enviándoles entrañables sms's, invento tremendamente magnífico, que evita tener que llamarlos personalmente. Esto nos hace sacar tiempo para ultimar los regalos del amigo invisible, de empresa o cualesquiera que uno se haya comprometido (o que le hayan comprometido). Regalos que, muchas veces, al entregarlos uno trata de olvidar pasadas puñaladas, las colas en el hiper, los atascos que sacan lo peor de uno mismo, o ver como se va consumiendo la ansiada paga extra evaporándose las espectativas que tenías para con ella. Luego están los deseos y promesas de año nuevo casi idénticos a las de las pasadas campanadas, y miras al horizonte del nuevo año en ciernes y estremece ver lo que va a acontecer. Por que ves y sabes lo que acontecerá, aunque no quieras verlo ni saberlo. Historias familiares, de salud, económicas. A cualquiera de nosotros, alguna pincelada nos tocará, y nos cogerá en mejor o peor momento, por sorpresa o prevenidos, pero sabes que a buen seguro alguna de estas historias nos abofeteará. Y mientras tanto llega el momento culmen del año. Las 12 campanadas. Doce suspiros, doce esperanzas. Pero observas a los que están a tu alrededor, muchos con caras compungidas, mientras suena el descorchar de una botella de Juve&camps y el tonto de la capa deseándote nuevamente feliz año. A algunos se les escapa alguna lágrima que no han podido contener y otros, lo más inteligentes, salen disparados a por el gintonic para correr un tupido velo. "Los seres queridos que no están por que no están, y los que están por cómo están" pensaba para mis adentros durante esos breves instantes. Pero no hay que aguar la fiesta y la recomposición llega enseguida generalmente de la mano del alcohol, del tabaco, o lo que más a mano se tuviera. Y blandiendo tu copa a lo rey Arturo, dando la bienvenida al 2007, inspiras profundamente, sonríes, abrazas y besas a los que están a tu alrededor y después a bailar como un poseso. Por lo menos a mí me funciona. Lobazo y música a toda pastilla. Mano de santo. Y mañana Dios dirá. FELIZ 2007.